tratando de entender la necesidad de dibujar en momentos de melancolía, encontré la respuesta en el hecho mismo de rellenar de trazos una hoja en blanco; esa acción no es otra cosa que la materialización literal de una necesidad del espíritu: llenar un espacio vacío.
Aquella vez salí de la oficina, entré a un bar, estuve media hora sentado mirando al tipo detrás de la barra ir y venir con pedidos, y pensé que pobres los que trabajan en bares, que no tienen a donde ir cuando salen de sus oficinas que son los bares.